Ceremonia de Ayahuasca La palabra Ayahuasca pertenece al quechua (idioma de los Incas), significa: "soga del alma"  porque es una liana que tiene propiedades del tipo de las Plantas de Poder, es una palabra de la Amazonia Peruana, los Chamanes de aquel lugar la preparan en forma de una bebida combinándola con otra liana: La Chacruna y otros elementos.  Esta planta Maestra usándola dentro de un contexto sagrado produce estados de carácter curativo, místico y visionario.


Entender a la Ayahuasca como la "liana que nos lleva al mundo de los dioses", resume el sentido general, esencial y ancestral la experiencia de su uso ritual y su profundo caracter místico, es el centro y elemento más importante para entender el chamanismo, la religiosidad, el misticismo, las artes y otras prácticas culturales amazónicas. Los pueblos amazónicos han generado toda una dinámica a partir de las experiencias extáticas que han adquirido a través del Ayahuasca sirviendo además como su principal Medicina para curar los trastornos de salud física y mental.

Se trata de un gran espíritu de tipo femenino que al hacer contacto con nuestra mente ofrece la posibilidad de acceder a mundos interiores de la persona humana así como a mundos superiores de la existencia.  La experiencia de esta Ceremonia es como experimentar un sueño pero estando despiertos, es como soñar pero con plena conciencia de todo el contenido en el que estamos inmersos, se puede experimentar una finísima agudización de nuestros sentidos, se activan facultades, se puede entrar en nuestro subconciente e inconciente produciendo además de un conocimiento de uno mismo, una liberacion de limitantes que llevamos en nuestro interior y una liberación de los potenciales  que también están en nuestro interno.

La Ayahuasca pone en actividad funciones cerebrales inactivas, recordemos que solo usamos el 10% de la capacidad cerebral, esto nos dá una idea de lo que nuestra mente a través de su vehiculo que es el cerebro puede hacer cuando se activan zonas "dormidas" en donde hay sorprendentes potenciales latentes.

Esta Planta Mágica otorga a cada quién una experiencia diferente, además cada Ceremonia de Ayahuasca es completamente diferente para la misma persona, hay a quienes les produce un recorrido a través de su evolución psiquica, haciendo una recapitulacion de toda su vida, incluso de otras existencias, esto hace que podamos expulsar de nuestra mente auto-condicionamientos que no nos son favorables, que nos han estorbando en nuestro desarrollo espiritual, si la persona carga con muchas "telarañas" en su mente, este proceso implica que el participante experimente malestares físicos como náusea o vómitos que constituyen una forma de depurar esos estados internos inarmónicos, estados que luego desenbocan en enfermedades físicas.
 Es así que cuando se está en esta etapa de "purga psicologica" se presenta como una lucha con nuestros propios temores, en tal sentido, se asume el reto de pasar por terrenos oscuros de nuestro sub-conciente para luego accesar a estados de profunda paz y armonia, estados de verdadera elevacion del ser, no se trata de algo ilusorio sino de salir de los estados ordinarios de conciencia para penetrar en estados superiores de conciencia donde se trascienden las fronteras usales del ego y se vive la fusión con el universo por lo tanto con el Autor de la Vida Cósmica...

En este sentido la Ayahuasca es más bien un "desalucinador" porque nos permite percibir la Profunda Realidad y salir de la alucinación de esta "civilización" en la que mucha gente esta entrampada, extraviada, alucinada en la materia, sin tener claro lo que en verdad somos y lo que estamos haciendo en la vida, es una forma directa de salir de este proceso decadente de enajenación en el que esta sumida gran parte de la humanidad

La Ayahuasca

esta compuesta

de dos plantas

la liana

(Banisteriopsis

caapi)

y la Chacruna

(Psychotria

viridis)

AYAHUASCA

(Banisteriopsis caapi - Psychotria viridis)

Creemos que sobre lo que hemos de decir sobre el Ayahuasca es que tenemos la obligación de mencionar que esta pócima sagrada ha sido usada durante miles de años por nuestros ancestros, y que nuestros padres incas conocían su uso como herramienta para el desarrollo interior y espiritual del hombre.

 

Ayahuaska es una palabra en idioma RUNASIMI o quechua o lengua de corte Inka, la traducción literal de esta palabra es: “Soga de la Muerte”, aunque su verdadera connotación es de índole espiritual y podríamos traducirla como: “Canal hacia el mundo Invisible”.

Luego de los 50 años de guerra de la resistencia de Manco Inka durante el siglo XVI, parte de los incas se internaron en la selva y desde ese entonces el uso de la ayahuaska se limitó durante mucho tiempo al mundo amazónico, en donde la pócima ya había sido usada durante miles de años por diversos grupos étnicos existentes en esta región.

El uso de la ayahuaska en el resto del mundo permaneció casi desconocido durante siglos hasta que la región amazónica empezó a ser colonizada por los mestizos, más aún cuando llegó la época de la búsqueda del caucho y luego la de los buscadores de oro y petróleo, es así que comenzaron a formarse poblados de colonos que tuvieron conocimiento de la medicina de los pobladores nativos.

Durante el siglo XX el uso de la ayahuaska ha adoptado varias asimilaciones culturales y así nuevas formas de consumo.

La cultura occidental tuvo su primer encuentro con la ayahuaska a mediados del siglo XIX gracias a el ecuatoriano Manuel villavicencio y el inglés Richard Spruce y recién a mediados del siglo XX se logra aislar los principales alcaloides de la pócima. Es recién después de los años 60 que el hombre occidental comienza a usar la ayahuaska como herramienta para la exploración de la conciencia. Desde aquella época su uso cada vez está siendo más amplio e incluso está siendo objeto de diversos estudios científicos. Médicos psiquiatras han experimentado con la ayahuaska en diferentes tratamientos, como por ejemplo en la terapéutica para rehabilitación de toxicomanos.

La ayahuaska es una medicina que trabaja en diferentes niveles; es una purga para la limpieza de las intoxicaciones del cuerpo, es un liberador de diferentes traumas psicológicos y es una herramienta para el trabajo de desarrollo interior del hombre. En el uso de la ayahuaska es muy importante las dietas y durante las ceremonias es indispensable la participación de un maestro curandero que sepa emplear los icaros o cantos de curación a los cuales accede gracias al uso de la planta maestra.

La preparación de la ayahuaska se realiza desde tiempos ancestrales esencialmente con dos plantas: la liana Ayahuaska (Banisteriopsis caapi) y la Chakruna (Psychotria viridis). De acuerdo a los actuales estudios científicos los estados modificados de conciencia a los que lleva la ayahuaska son debidos a la interacción de dos sustancias contenidas en las plantas con las que se prepara la medicina; una es la harmalina que se halla en la liana y la dimetiltriptamina, que se encuentra en la chakruna. Existen referencias detalladas sobre los estudios científicos en el libro de Jonathan Ott, Pharmacoteon . Estos estudios han dado como resultado la aparición de la ana-huaska (análogo de la ayahuaska), lo cual es la mezcla de diferentes plantas que, por una parte, contienen harmalina, y por otra, DMT; aunque es importante indicar que no sólo es suficiente la ingestión de la solución obtenida por la mezcla de las plantas para lograr los resultados curativos, sino que es necesario la participación del médico curandero, los conocimientos que él posee sobre el uso de la planta maestra y además la óptima dirección de una ceremonia, debido a la importancia terapéutica del ritual.

La ayahuaska es una medicina ancestral que en algunas ocasiones tiene la facultad de conectar a algunos hombres con poderes del inconciente colectivo, dándole acceso a las imágenes primordiales, las cuales son los pensamientos más antiguos, generales y profundos de la humanidad, tienen tanto de sentimientos como de pensamientos; es más, poseen algo así como una vida propia e independiente, como aquella especie de alma parcial, que podemos ver fácilmente en todos los sistemas filosóficos o gnósticos, que se basan en la percepción de lo inconciente como manantial de conocimiento; así por ejemplo: La Ciencia Antroposófica del Espíritu de Rudolf Steiner. La representación de ángeles, arcángeles, de tronos y dominaciones, en San Pablo, de los arcontes y reinos de la luz, en los gnósticos, de la celestial jerarquía, en Dionisio Aeropagita, etc, todo esto procede de la percepción de la relativa independencia de los arquetipos o dominantes del inconciente colectivo.

El inconciente colectivo de acuerdo a la definición de Carl Gustav Jung, es la poderosa herencia espiritual del desarrollo de la humanidad, que renace en la estructura cerebral de cada individuo. Apreciar la psique inconciente, valorarla hasta el punto de juzgarla digna de ser una fuente de conocimiento, no es en absoluto tan ilusorio como pretende el racionalismo occidental, el cual se inclina a suponer que todo conocimiento viene, en último análisis, del exterior, pero hoy sabemos con certeza que el inconciente posee contenidos que si pudiéramos hacerlos concientes, representarían un aumento inmenso de conocimientos. Si se considera que las culturas antiguas, hasta las más primitivas utilizaron los sueños y las visiones como fuente de conocimiento, se comprende que la vieja concepción haya imputado al alma un saber superior, incluso divino. De hecho, el inconciente dispone de percepciones subliminales cuyas gama y extensión rozan lo maravilloso; en el estadio primitivo, los sueños y las visiones, en un justo reconocimiento de este estado de hecho, son mirados como fuente de informaciones importantes, sobre esta base psicológica se han alzado, desde los tiempos más remotos, poderosas culturas, tales como las culturas india y china, que elaboraron filosófica y prácticamente, hasta en sus menores detalles, la vía del conocimiento interior. Es así que, la ayahuaska, al poder dar acceso a estas dominantes del inconciente colectivo puede ser considerada como una importantísima herramienta para el auto-conocimiento y como posibilidad para el desarrollo espiritual de la humanidad.

La ayahuasca encuentra sus orígenes en las zonas amazónicas del Perú, Brasil, Ecuador y Colombia, siendo primordialmente la región peruana en la que mayor trascendencia se ha logrado con este elemento.

La ayahuasca es una infusión que se prepara a partir de raíces y plantas cuyo contenido está dotado de inhibidores de la Monoaminooxidasa, así como también con una molécula llamada Dimetiltriptamina.

ayahuasca-cup

ayahuasca

Esta mezcla de plantas produce una bebida alucinógena para algunos, y espirituosa para otros, que a decir de muchos transporta el alma de las personas hacia otros estados o dimensiones, pero que en cualquier caso contribuyen notablemente a proporcionar una revelación real del yo interior y a incrementar la energia positiva de las personas.

Actualmente, tanto la medicina psiquiátrica como la psicología utilizan sus grandes propiedades para el tratamiento de enfermedades depresivas y de ansiedad, y también han demostrado ser una importante ayuda para la recuperación de personas con problemas en su personalidad y hasta en casos de esquizofrenia.

Ayahuasca significa en quechua “la soga del muerto” o también “la soga de los espíritus”, refiriéndose concretamente al hecho de que este brebaje posibilita que una vez tomada esta bebida, el espíritu del ser humano pueda salir de su cuerpo sin que su cuerpo llegue a morir.

 

Las personas que han experimentado con este brebaje han encontrado en él la ayuda de la naturaleza para poder descubrirse a sí mismos, siendo guiados convenientemente para mejorar su calidad de vida.

Sin embrago, se debe tener en cuenta que el ayahuasca debe ser usado y administrado sólo por expertos.

NOCIONES BASICAS SOBRE AYAHUASCA

Interrogarse ¿Qué es la Ayahuasca, hoy en día? es sin duda, una pregunta que nos conduce a respuestas o puntos de vista divergentes. Por un lado, algunos pueden responder que se trata de la mayor espiritualidad que tiene la naturaleza; en este sentido se relaciona a la Ayahuasca con la noción de Dios; la Ayahuasca es entonces, la madre de todas las madres o espíritus, del mundo místico amazónico. Por otro lado, otros responderán, que la Ayahuasca es una extraordinaria substancia química, equivalente a un neurotransmisor u hormona cerebral, que activa el psiquismo y pone de manifiesto las infinitas potencialidades humanas.

El uso tradicional de la Ayahuasca, es como PLANTA QUE ENSEÑA, para la adivinación, diagnóstico y tratamiento de enfermedades en contextos ceremoniales. La Ayahuasca provoca estados de carácter curativo, místico y visionario. Cuando uno bebe Ayahuasca, ingresa en una dimensión de la consciencia, donde los referentes espacio-temporales, a los cuales estamos cotidianamente acostumbrados, cambian radicalmente. Ingresamos en un estado de conciencia, con el que nos es muy fácil recordar todo nuestro pasado y nos es transparente nuestro presente. A partir del reconocimiento de nuestro pasado y presente, podemos emprender una verdadera proyección

Desde el remoto pasado, etnias amazónicas han desarrollado su mitología, religiosidad y cosmovisión basadas en el consumo de Ayahuasca. Las prácticas chamánicas, las celebraciones de rituales, la predicción de la caza, los ritos iniciáticos de transición, la toma de decisiones, la resolución de conflictos intra-familiares e intra-tribales, entre otros, fueron también inspirados en trance con Ayahuasca. Esta bebida, es la clave del conocimiento empírico de todo el saber mitológico, religioso y etno-médico tradicional de la amazonía.

Los ayahuasqueros entendieron que el hombre es dependiente de la naturaleza en medicina, alimento, abrigo, etc. Los Shamanes también reconocieron que las plantas no sólo podían tener características medicinales, sino también, y sobre todo, características espirituales. La Ayahuasca, tiene un importante valor y significado, no sólo para nuestros pueblos aborígenes, sino también para los habitantes de la moderna sociedad industrial; porque el estado extraordinario de iluminación consciente (trance) que se logra alcanzar, es una auténtica fuente de conocimiento y medio para desarrollar la conciencia humana, a niveles aún inéditos.

Existe consenso para reconocer a las plantas PSIQUEDÉLICAS (deriva de los términos griegos PSIKÉ y DELOUN, que significa algo que manifiesta la mente, el espíritu o el alma) como llaves mágicas que nos ponen en contacto con el mundo del espíritu. Psicológicamente se diría que estas plantas nos ofrecen la posibilidad de acceder al mundo del inconsciente. Antropológicamente se afirma que estos vegetales nos abren una puerta para experimentar lo sagrado y maravilloso que hay en la naturaleza.

La mayoría de los expertos en PSICONÁUTICA (exploración de la consciencia empleando psico-activos) en la actualidad, coinciden en señalar que las substancias enteógenas, ponen en actividad, funciones mentales que cotidianamente se encuentran adormecidas o inactivas. Esta psico-actividad, permite precisamente -de manera súper consciente- reconocer o explorar, los confines de nuestra consciencia.

El pensamiento mitológico de nuestros ancestros, fue una manera legitima de conceptualizar el mundo. La perspectiva del pensamiento primitivo, se centraba en la realidad del alma o mundo espiritual, que por supuesto, también es una gran realidad, que forma parte del conjunto de facultades de la consciencia humana.

Lo fundamental de la bebida Ayahuasca, sea cual fuere el contexto en el que se la use, es su extraordinaria capacidad de permitir a la consciencia humana el poder acceder a infinitos estados o niveles de consciencia. Esta mareación, ha generado la construcción de la cosmovisión amazónica o teoría del mundo de nuestros ancestros.

Los estados mentales de carácter místico y visionario que provoca la Ayahuasca, son al mismo tiempo, la estructura mental base de nuestra cosmovisión. Desde el remoto pasado, etnias amazónicas han desarrollado su mitología, religiosidad, chamanismo, arte, sociopolítica, etc, basadas en el consumo de la bebida psico-activa.

La Ayahuasca contiene el espíritu creador, la energía vibrante y el poder de la naturaleza. Es la quinta esencia de la sabiduría ancestral. La Ayahuasca permite desarrollar el arte del encantamiento y el ensimismamiento, con los que, las personas van desvelando y descubriendo el misterio o la incógnita que son; esta apertura, equivale a una nueva dimensión de conciencia.

La Ayahuasca nos hace entender el principio fundamental de nuestra dinámica e interrelación con la naturaleza; las plantas, no solo nos alimentan materialmente, sino también -y sobre todo- nos alimentan espiritualmente. La Ayahuasca despierta en los seres humanos, el impulso al bienestar y a la búsqueda de la salud. Nosotros los seres humanos, tenemos naturalmente, un anhelo profundo de sentido y plenitud en la vida. El hombre y la planta, comparten la misma energía y son parte de la naturaleza. El misterio insondable, que nos arremete espontáneamente, genera respeto profundo que invita a la limpieza, a la purificación en todos los niveles, que es la base para una conducta moral impecable.

Lo fundamental de las experiencias con Ayahuasca, es que uno toma consciencia, o se da cuenta de muchas cosas, y a partir de ello comprende y aprende, lo que permite una evolución en el proceso de comprensión y entendimiento de muchas materias. Esta práctica extensiva de la conciencia, proceso progresivo y sistemático de acumulación de comprensiones o saberes, permite el desarrollo gnoseológico de la persona en diversos sentidos.

A partir de las experiencias con Ayahuasca, se activan funciones mentales que cotidianamente se hallaban atrofiadas. A partir de este revelador descubrimiento de facultades y potencialidades, estas se empiezan a desarrollar. Esta dinámica incluye, el ensayo, creación y desarrollo de sentidos internos y externos que permitirá por supuesto el acceso a nuevos estados mentales.

Se demuestra que todos, previa preparación y entrenamiento, podemos cruzar los infinitos reinos del cosmos, arribar a lugares donde el espíritu reside, comenzando el proceso de transformación de uno mismo, porque todos nos hacemos a nosotros mismos. El trance con ayahuasca es una auténtica fuente de neo-conocimiento. La conciencia y la imaginería mental han tenido que ver directamente con la construcción de la cultura.

La causa de los efectos psicodélicos, de beber la Ayahuasca, se centra en la Dimetiltriptamina. La estructura química de la DMT, está estrechamente relacionada con la estructura química de hormonas, o neurotransmisores, que son segregados naturalmente por el cerebro. Estos agentes fisiológicos cumplen un papel muy importante en la bioquímica del funcionamiento mental.

Así como la DMT de la bebida Ayahuasca, nuestro propio cerebro, segrega una substancia que es la responsable de los sueños nocturnos. Es decir, cuando una persona se duerme, su cerebro, empieza a segregar una substancia química, equivalente a la DMT de la Ayahuasca, que permite, precisamente, que la persona sueñe. El efecto de beber Ayahuasca, es entonces, aproximadamente como experimentar un sueño, pero mientras estamos despiertos. Sentir los efectos de la Ayahuasca, es como soñar, pero con plena conciencia del contenido de las imágenes y de los contenidos emocionales que tiñen el sueño. Esto es, acceder a la infinita información que contiene nuestro sub-conciente o mundo espiritual.

Ha sido la conciencia humana, desde tiempos inmemoriales, la que ha ido moldeando y desarrollando la cultura en diversas áreas. Esta misma conciencia humana, se ha ido moldeando y desarrollando así misma, hasta alcanzar grados sorprendentes que hoy podemos distinguir. Se reconoce que diversas culturas en el mundo, han elaborado y desarrollado, complejos saberes y técnicas, sobre el manejo de nuestra conciencia. Para ello emplearon algunas substancias hechas de algunos vegetales (como la Ayahuasca en la Amazonía) y sofisticadas técnicas del éxtasis como la repetición de mantras, ritmos de respiración, danzas, música e Icaros.

A continuación transcribo un texto de Arnaldo Quispe, dado que me parece muy interesante la visión que manifiesta sobre la Ayahuasca y sus efectos en el ser humano.

AYAHUASCA: MEDICINA DE LA APERTURA DIMENSIONAL

La ayahuasca (banisteriopsis caapi) es una planta, que una vez ingerida permite la apertura del canal del inconsciente, entrando en juego factores que normalmente no corresponden a un órden lógico. Así mismo, es una planta milagrosa que permite conectarse con el inconsciente, con ese universo perdido, ilógico y sede del gran complejo informativo original, por esa razón es considerada como una planta “puerta” que permite el paso de una realidad a otra paralela, a la gran realidad universal; con la planta madre se logra tocar y atravesar la puerta de una dimensión a otra y se logra explorar las profundidades del inconsciente sin desligarse del canal consciente. Por increible y absurdo que parezca en estado de “trance” con ayahuasca, la persona mantiene un estado de vigilia reducido. Esa conexión es la que permite después regresar del viaje emprendido. La madre planta como se conoce a la ayahuasca, permite recorrer esa dimensión inconsciente sin perder de vista la realidad en que uno vive. El viaje no es total. Pareciera una suerte de “psicosis” de gabinete, en donde uno se da cuenta de su locura y logra tener el poder de suspender el estado de trance a voluntad. Lo inconsciente representa el ingreso en el nuevo mundo, donde no hay tiempo, espacio, ni órden lógico, muy similar al sueño. El material inconsciente olvidado parece desconocido, pero es real en la otra dimensión y ver implica integrar éstos elementos perdidos muy íntimos, que luego fortalecerán el mecanismo de curación desde el interior: “Darse cuenta de un mundo en donde no hay sentido, es darle sentido a un mundo del cual uno no se da cuenta”. Las personas tienen un rol dentro del más allá, el recorrido es largo, estimulante y enriquecedor sobre esas fuentes de información original.

Como he dicho en el párrafo anterior, en la mareación con ayahuasca la conexión con el mundo de los vivos no se pierde, de hecho cuando uno desea renunciar a seguir explorando solo tiene que conectarse a la realidad cosciente, pedir ayuda o “huir hacia la salud” -esto no quiere decir escapar, quiere decir “recuperar el control”-. Hay un hilo de noción que ayuda en casos de emergencia, yo le llamo “hilo de salvataje”, el “1%” que permite regresar, puesto que con esa conexión uno puede retornar a la vida consciente, simple y común. Este recurso de emergencia de regresar, sucede a menudo cuando la experiencia de trance es fuerte o insoportable para el iniciado. Los viajes fuertes ocurren cuando la planta ha entrado en contacto con el universo cósmico de la vida y el trance que es una suerte de simbolismo en un mundo desconocido, puede causar pánico. La mejor manera de enfrentar un viaje fuerte es dejar que los hechos (“visiones”) sucedan, que el material se procese sin mayores resistencias, se dice en el chamanismo amazónico “dejarse llevar”. Puesto que en el fondo no hay nada que perder y muchas veces el miedo que en un primer momento paraliza, pasa a ser una fortaleza personal, que en el momento dado se transforma en tenacidad y coraje. Después de todo la persona retornará a su vida común una vez que los efectos de la sagrada planta teminen. El recuerdo del viaje será latente en la memoria presente, por lo que podrá trabajarse a fin de integrar sus diversos contenidos.

Alguna vez hemos de escuchar aquello que representa una “muerte simbólica” en plena sesión de ayahuasca. Los curanderos ayahuasqueros aseguran que toda muerte (simbólicamente hablando), es el comienzo de algo, algo así como el inicio de un nuevo ciclo. Si en la sesión uno tiene visiones de muerte, tendrá que entender la naturaleza de la muerte como continuidad de la vida. La muerte es un estado que permite el camino de retorno a la fuente y la muerte simbólica con ayahuasca es considerada bajo esta óptica como positiva, regeneradora y hasta necesaria. Una parte muere para dar vida a otra y así regenerarse: muerte psíquica. Verse morir es una visión-regalo que la ayahuasca nos ofrece, pero que debe entenderse bajo este paradigma, como renacimiento vital: la vida se hace paso. La muerte significa dar paso a un nuevo ciclo, cerrar un capítulo y abrir otro, pasar de una etapa a otra, dar el salto, cruzar la frontera y encontrar el sendero perdido que permite un mañana más auténtico, sano, puro y original.

La ayahuasca es una planta que permite transitar desde las fronteras de las emociones en su estrecha relación con el cuerpo. Permite auto-observar este nivel, mover las piezas del rombecabezas afectivo, en donde las emociones cobran vida, dimensión, forma y color y es posible reorganizarlas. En la sesión cuerpo y mente emocional se desdoblan, lo cual si bien es cierto es una ilusión, da la impresión que van por cuenta propia y pareciera que hay división, pero no es así. Por momentos la mente se aleja y el cuerpo responde con su propio lenguaje. La mente emocional parece liberarse y abandonar el cuerpo y viajar a las profundidades del inconsciente, y el cuerpo que es su instrumento material, se conserva conectándose a la esencia de los elementos. La ayahuasca es una planta yin, femenina, de la madre tierra (pachamama), por lo que el cuerpo se suspende en la esencia del elemento tierra, aguardando el retorno del comando de la mente emocional.

En la sesión de ayahuasca, hay un antes y después en relación a los efectos del trance. Normalmente las visiones de ayahuasca se presentan en ese estado de trance, fuera de él el pensamiento consciente proyecta imagenes a voluntad. Muchos pensamientos son confundidos como visiones. Cuando la mareación es muy lenta y las visiones no llegan, la mente consciente resuelve por autogratificarse y refrescar el pensamiento con imagenes o escenas de la vida cotidiana. Lo mismo sucede cuando los efectos de la mareación han terminado, por las horas que el convidado pasa sentado en la sala de sesiones, suele repasar conscientemente imagenes que luego narra como visiones de ayahuasca. Esto es común. Los chamanes y terapeutas transpersonales lo saben, pero no descartan el contenido proyectado, pues se trata de todas manera de un material a trabajar. Del mismo modo, una mente muy dura, muy llena o estructurada (muy “cuadriculada” decimos), impide que la planta germine en visiones. Desde mi experiencia personal, todos los elementos presentes en la sesión de ayahuasca, son originales para el convidado y representan el material esencial a analizar, pero hay que evaluar dicho material y diferenciar entre aquello que representa el efecto de la planta (purga y visiones) y aquello que es un artificio mental y que constituyen muchas veces simples proyecciones conscientes. No se trata de minimizar este “pseudomaterial” consciente de ninguna manera, pues es parte de la sesión, pero sirve para establecer en el futuro pautas para una mejor dieta previa a la ayahuasca, a fin de desbloquear el canal visionario. Si las personas aseguran ver vírgenes, santos, Cristos que dan la mano, o Budas que nos hablan, habrá que respetar dichas divagaciones, pero en el fondo sabemos que casi siempre se tratan de proyecciones conscientes no causadas por la planta madre, pero son parte de la sesión chamánica.

En condiciones normales la ayahuasca por su composición o orígen permite el ingreso al universo mágico amazónico, donde suelen presentarse elementos de dicha cosmovisión. En ese sentido, es común que la persona pueda tener visiones con jaguares, serpientes, hormigas, insectos de mil formas y colores, bósques vírgenes, tierra húmeda, “cochas”, nativos amazónicos, con los cuales previamente no se ha tenido contacto. La selva deposita en la liana reptadora parte de su esencia y con ella uno logra entender los diálogos del bosque tropical, sus melodías infinitas, una tierra que vive y respira, árboles gigantes que parecen hablar entre sí, un órden cósmico dentro del aparente desorden. Se dice entre los chamanes que las personas que describen este tipo de visiones en lugares de la selva donde nunca antes han visto o pisado, que son tratadas muy bien por la planta madre. Esto se llama en el bósque “apertura dimensional” y es la puerta que se abre cuando la ayahuasca se enraiza en uno.

Cuando la enfermedad y el dolor se materializan en el cuerpo, esto toma la fuerza de energía humana maligna (“daño”), vive y se impregna en todo el sistema energético humano. Los maestros ayahuasqueros creen que todo mal debe ser expulsado simbólicamente de la misma manera como ingresó, pero esta vez –en las sesiones con plantas- será expulsado a manera de vómito o diarrea, de arcadas y escupitajos, de sudor y sonidos. Generalmente el material psicoemocional contenido en la memoria del inconsciente, se trata de material no resuelto, encubierto, oculto, olvidado, incompleto o peor aún asume la forma de imagen de evento traumático. La expulsión del mal equivale a su integración consciente, el dolor y sufrimiento que emerge se teatraliza, se expresa y con ello el mal se manifiesta y sale. La planta madre parece repeler y especializarse en ese sentido, buscando en el cuerpo el último rastro energético de enfermedad. Esto representa una suerte de desahogo en todos los niveles conocidos, la psicoterapia común le asigna el nombre de “catarsis” a este evento de liberación. Pues congruentemente en la medicina tradicional amazónica hay catarsis cuando se elimina un contenido traumático materializado en vómito y la sensasión luego de esta expulsión es terapéuticamente integradora, confortable y de bienestar.

En las sesiones tradicionales de ayahuasca las variables siempre son controladas, variables propias de un sistema de medicina que exige limpieza, respeto, puntualidad, cuidados, preparación del cuerpo y de la mente, ayuno, abstinencia sexual y a sustancias tóxicas, horarios, contexto y ritualidad ceremonial. No hay lugar a sesiones ligeras (“light”), libres, ni autoconsumo a manera lúdica. Por desgracia, la ritualidad de esta medicina poco explorada y entendida en occidente, muchas veces no viene siendo tratada con respeto fuera del contexto amazónico. Por otra parte, la gran limitante del acceso de las plantas maestras al mundo occidental, obedece al propio sistema médico convencional, que aplasta todo intento de innovación al conocimiento empírico, no científico. Por absurdo que parezca, numerosos científicos, médicos e investigadores terminan por experimentar y entender que plantas como la ayahuasca conforman un sistema de medicina que solo puede generar salud y bienestar, si el contexto en el que se participa es el ideal. Estas personas podrían darse cuenta de las bondades de la ayahuasca y hasta aceptarlas, pero las leyes en occidente están sobre la mesa, son determinantes y difícilmente cambiarán.

[EXPERIENCIAS]

AYAHUASCA: SENTIR A DIOS
EN LA PUNTA DE LOS DEDOS
Por Guido J. Paul

 

Los psiconautas que utilizan esta sustancia alucinógena 
buscan sumergirse en un universo abismal y vertiginoso, 
atrapante y emocionante. Casi siempre lo logran y, encima, 
es "en colores". Para ellos está claro: "la planta está viva" 
y les ofrece un espejo donde mirarse. Eso obtienen usando 
este psicotrópico tan difundido en un submundo donde 

unas veces prevalece el deseo de probar algo diferente, 

otras lograr salud a partir de provocar una experiencia 

mística y otras "trascender" (cualquier cosa sea lo que 

esto signifique) explorando el propio ser. Pero antes de 

sumirse en estas y otras reflexiones 

(ver notas relacionadas) , conviene enterarse de qué 

está hecha la luz que ilumina el puente que promete 

rozar la divinidad con la punta de los dedos

Ayahuasca es un preparado vegetal que sus apólogos definen como "planta psicointegradora". Algunos autores, como el difunto psicochamán Terence McKenna, la llaman "planta maestra" porque, entre otras cosas, aseguran que habría formado parte de la dieta de los primeros homínidos, disparando la consciencia y el lenguaje humanos y dando lugar a la metáfora que según la cual de ella se hablaba cuando se hablaba de "El Árbol del Conocimiento". En la actualidad, estas plantas siguen rodeadas por un aura de "fruto prohibido". Por un lado, las legislaciones -acostumbradas a ignorar tradiciones y hábitos culturales de las minorías- las consideran drogas alucinógenas. Sin embargo, existe un consenso de que no son sustancias que propicien la adicción y cuyo consumo se encontraría más relacionado con la búsqueda de la salud o de "la verdad" (así o con mayúsculas) que con la evasión o el entretenimiento. El ayahuasca ya no es considerada una "droga alucinógena" sino un psicotrópico: su ingesta se propone como un viaje interior, un puente al autoconocimiento y el despertar de la conciencia. Estos apuntes están centrados en experiencias como las del antropólogo Luis Eduardo Luna, quien -a diferencia de quienes la adoran- utiliza a la planta como herramienta de curación.

QUÉ ENSEÑA LA PLANTA
Durante miles de años, los pueblos indígenas usaron pócimas elaboradas a base de preparados vegetales a fin de tender un puente mágico con realidades difíciles -sino imposibles- de abordar utilizando técnicas convencionales. Así, las llamadas "plantas maestras" fueron empleadas por curanderos y chamanes para comunicarse con los espíritus de la naturaleza y recibir sus consejos para tomar decisiones, sea como sistema de adivinación o medio de curación. En todo caso, fueron vehículos capaces de conducir a realidades alternativas pobladas por criaturas -luminosas, oscuras, poderosas o incorpóreas- que revelarían la existencia de mundos prohibidos o inaccesibles para el común de los mortales.

Las más antiguas religiones incluyeron en sus rituales una forma de "ebriedad sagrada". En el propio rito de la Iglesia Católica -que hoy parece despojado de misticismo- sobrevive el consumo simbólico de un embriagante, el vino. En la antiguedad, como documentan sus textos sagrados, los cristianos primitivos bebían licores mucho más fuertes que el vino que se usa en el centro de su máxima expresión litúrgica, la Misa.

La misma necesidad surgió en las expresiones de religiosidad de los pueblos indígenas americanos: el Cactus del Peyote, el San Pedro y el Tabaco Silvestre también fueron consideradas "plantas sagradas" o "plantas de poder". Probablemente, la más antigua e importante de todas es el ayahuasca.

En otros tiempos se las denominaba "alucinógenos". Pero el uso milenario de estas sustancias, ligado a los orígenes de su sentido primordial, que es el de posibilitar un contacto directo con la divinidad, llevó a reformular su denominación. Por eso ahora los estudiosos abogan por llamar a estos psicoactivos "enteógenos", término que significa "vivir a Dios dentro nuestro", conjugando así el carácter sagrado y visionario de la misma búsqueda.

Su uso ritual es historia antigua. El cactus peyote o híkuri, por ejemplo, fue consumido por huicholes, chichimecas y otras étnias nativas del norte de México. Más tarde, fue adoptada por los apaches mescaleros del sudeste de los Estados Unidos, los comanches kiowa y las tribus de las praderas, hasta difundirse al oeste del Canadá. A principios de siglo, su uso sacramental continuó en grupos religiosos indígenas y, más tarde, en movimientos culturales de cuño occidental como el de la Nueva Era, sobre todo gracias al influyente libro Las enseñanzas de Don Juan, de Carlos Castaneda.

 

El ayahuasca surge hace 10.000 años y recibe más de 40 nombres distintos, lo que da una idea de la profundidad histórica de su uso: se le llama yajé en Colombia, kamarampi entre los Ashaninca, natema entre los shuar y achuara, ayahuasca, daime, etc. Su uso se extiende entre la población mestiza del Alto Amazonas, los llanos del Orinoco y la costa pacífica de Colombia y Ecuador, donde juega un papel central en la vida religiosa de las poblaciones indígenas. Hasta hoy se han documentado más de 72 grupos culturales amazónicos que consumen esta mixtura vegetal siguiendo sus tradiciones ancestrales, la mayor parte de ellos situados en la parte occidental de la selva amazónica.

También tiene muchos adeptos en el Brasil: la "planta maestra" es el leit motive de comunidades espirituales como la Iglesia del Santo Daime y la Unión del Vegetal, cuyos miembros, sumados, elevan a unos 70.000 el número de consumidores de la planta, en la que encuentran un instrumento para acelerar la evolución espiritual.

En la tradición chamánica mestiza del Perú, el ayahuasca enseña a explorar tanto el mundo natural como humano. Los chamanes también la usan para deducir las propiedades medicinales de otras plantas: toman un trozo de la planta que desean estudiar, lo agregan al ayahuasca y estudian como varían sus propias visiones. Sin embargo, ellos aseguran que su uso principal es, ante todo, averiguar los planes o la ubicación del enemigo: toman ayahuasca, se disocian del cuerpo y vuelan con sus mentes para explorar la selva y localizar a su presa.

Hoy el ayahuasca está difundida en los cinco continentes. Las aplicaciones terapéuticas que le dan Luis Luna y su grupo son un ejemplo de la adaptación occidental de su uso. En el Centro de Rehabilitación de Toxicomanías de Takiwasi, en Perú, se utiliza a la planta para curar adicciones como el cigarrillo, el alcohol, la cocaína y la heroína.

En los últimos tiempos, la "cultura ayahuasquera" emergió como género literario. "El manjar de los dioses", de Terence McKenna, "Plantas de los dioses", de Richard Evans Schultes y "Ayahuasca Visions", del propio Luis Eduardo Luna y Pablo Amaringo, son algunos de los títulos más recientes.

Josep Mª Fericgla: "las tribus shuar y achuaras se enrolan en el ejército ecuatoriano como estrategia para salir de la vida selvática e integrarse al mundo occidental. Pese a que esto supone un radical cambio de vida, estas étnias guerreras pierden todas sus tradiciones menos una: el consumo de ayahuasca o de otras sustancias enteógenas."

Además del consumo indígena, lo utilizan por muchos curanderos mestizos sudamericanos del Amazonas y los Andes. Se los llama ayahuasqueros y son los especialistas en usar esta planta mágica en sus prácticas religiosas. Los shuar, a la hora de interpretar los pasajes oníricos y la imaginería del ayahuasca, recurren a los ancianos, depositarios de su sabiduría oral tradicional: la consumen para resolver problemas, reafirmar su cosmovisión y contactarse con su mundo mítico.

Los chamanes aseguran que la ingesta de la planta les ayuda a ver, elaborar e interpretar situaciones presentes o futuras. Para favorecer esas premoniciones, beben la pócima para vomitar ritualmente: aseguran que les basta hervir solamente la liana Banisteriopsis caapi, sin el componente que aporta la DMT4.

El interés que despierta el preparado entre los etnobotánicos occidentales no es casual: se ha establecido que el cuerpo humano segrega componentes (triptaminas metiladas y betacarbolinas) cuya regulación tiene que ver con algunas patologías mentales y con estados de elevación espiritual. Y, curiosamente, éstos contienen las mismas substancias que la mayoría de los enteógenos. Por eso se destaca entre sus cualidades su enorme potencial como medicina.

 Bibliografía consultada
-Fericgla, Josep Mª; "A trasluz de la ayahuasca", Libros de la Liebre de Marzo, Barcelona: 1997.
-McKenna, Tercence; "El manjar de los dioses", Paidós, Barcelona: 1992.
-Schultes, Richard E., Hofmann, Albert; Plantas de los Dioses: orígenes del uso de los alucinógenos. Fondo de Cultura Económica, México: 1982.
-Luna, Luis E. & Pablo Amaringo; Ayahuasca Visions: the religious iconography of a peruvian shaman", North Atlantic Books, Berkeley, California: 1991.
- Ott, Jonhathan; "Ayahuasca y sus análogos. Los Enteógenos Pangéicos del Nuevo Milenio".

BIOGRAFÍAS RELACIONADAS
Terence McKenna

Luis Eduardo Luna
Carlos Castaneda
Richard Evans Schultes
Pablo Amaringo
Josep Mª Fericgla

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Comentarios: 2
  • #1

    Palkovský (martes, 17 julio 2012 05:53)

    is quickly

  • #2

    Alebrije, (martes, 27 noviembre 2012 01:20)

    Solo una precision, la idea de que solo usamos un 10% de la capacidad cerebral esta basada en observaciones en gente con hidrocefalia que tiene reducido el volumend de la corteza cerebral al 10% comparado con la gente que no sufre de esta condicion. En estos individuos no se observa ninguna diferencia conductual con el resto de la poblacion, por lo que se creia hace mucho tiempo que la gente normal solo usaba el 10 % del cerebro. Sin embargo asumir por este hecho que solo usamos el 10% de la capacidad cerebral es un error.
    Ademas, estudios recientes demuestran que mas que una sobre activacion cerebral los enteogenos estarian inhibiendo partes del cerebro relacionadas con el filtrado de informacion.

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